Participantes
aprendieron sobre el verdadero valor de la mujer
"¿Qué estoy haciendo aquí?”,
"¿Quién se preocupa por mí?", "Nadie entiende lo que estoy
pasando", "Nunca voy a cumplir mis sueños". Ideas como estas se
repiten en eco de la mente de muchas mujeres. Tales pensamientos hieren a quien
se alimenta de ellos, pues el rechazo,
el desprecio, la incomprensión, se adhieren a la piel como tatuajes. Son
personas de baja autoestima, que llegan al punto de dar la vida por un amor, sin
al menos descubrir el propio valor.
Sábado, 30 de Marzo del 2013,
poco antes del mediodía, miles de mujeres que viven en situaciones antes citadas,
comenzaron a llegar en autobús, en automóviles, a pie, hacia el Cenáculo Mayor
del Espíritu Santo, en México, para acompañar un evento sin precedentes: "El
Simposio de la Mujer V".
El evento comenzó lleno de color,
con el baile típico del país, "El jarabe tapatío", que mostró la
belleza y la alegría de la mujer mexicana. El propósito de la presentación fue
mostrar a todas, el importante valor de las mujeres a los ojos de Dios.
Solange Amanthéa (en la foto),
esposa del Obispo Pablo Roberto, juntamente con Karina Dominici, Gabriela Lima,
Geni Gregorio y América Rivera
presentaron el evento, que contó también con la siguiente mensaje de las
escritoras Ester Bezerra y Cristiane Cardoso: "El propio Dios fue el
primero en destacar el valor de una mujer. Ella fue el toque especial en la
creación de Dios, fue un regalo de Dios para Adán. La primera persona para
quien Jesús apareció resucitado fue una mujer. Ni los errores, ni las
experiencias pasadas son motivo para sentirnos poca cosa. Con Dios, nosotros podemos
reencontrar nuestro valor".
La participante Mariana Castro relato
a todas que, cuando era joven, sufrió abusos y violencias, pero al tener un encuentro
con Dios, encontró fuerzas para superar el pasado y dar un nuevo rumbo para su
vida. "Hoy, soy una Mujer de Dios con un matrimonio feliz", revelo.
Después del testimonio, una
oración especial fue hecha para todas las presentes. Ellas, sonriendo, agradecían
a las organizadoras por los mensajes recibidos durante el encuentro.
"Ahora yo sé cuál es mi
valor", dijo Martha González, una participante de 50 años, tratando de
contener las lágrimas de alegría que salían de sus ojos.